(Moscú,
Rusia, 1866 - Neuilly-sur-Seine, 1944).
Kandinsky
fue un pintor de origen ruso, nacionalizado alemán y posteriormente francés, que
compaginó sus estudios de derecho y economía con clases de dibujo y pintura, a
la vez que se interesaba por la cultura primitiva y las manifestaciones
artísticas populares rusas.
Cuando
cumplió los treinta años fue a estudiar pintura a Munich, renunciando a un
porvenir académico ya consolidado. En esta ciudad conoció a Paul Klee, con el
que mantendría una sincera y prolongada amistad.
Instalado
en Murnau, pintó una serie de paisajes alpinos entre los años 1908 y 1910. En
esa época se dio cuenta de que la belleza de sus obras residía en la riqueza
cromática y la simplificación formal.
Este
descubrimiento le condujo a una experimentación continuada que culminó, a
finales de 1910, con la conquista definitiva de la abstracción.
Entre
1910 y 1914 Kandinsky pintó numerosas obras que agrupó en tres categorías: las
impresiones, inspiradas en la naturaleza; las improvisaciones, expresión de
emociones interiores; y las composiciones, que aunaban lo intuitivo con el más
exigente rigor compositivo. Estos cuadros se caracterizan por la articulación
de gruesas líneas negras con vivos colores y en ellos se percibe todavía un
poco la presencia de la realidad.
Al
estallar la Primera Guerra Mundial, Kandinsky volvió a Moscú y allí emprendió
varias actividades organizativas en el marco del Departamento de Bellas Artes
del Comisariado Popular de la Educación.
En 1933 el
pintor se instaló en Francia. En esta última etapa de su vida continuó en su
particular búsqueda de formas inventadas, que plasmó por medio de colores
combinados de manera compleja e inspirándose en signos geométricos y en motivos
decorativos eslavos, como hiciera ya al comienzo de su trayectoria pictórica.