martes, 1 de junio de 2010

TAMARA DE LEMPICKA







Tamara de Lempicka fue una pintora nacida en Varsovia, Polonia en 1898. Destacó por la belleza de sus retratos femeninos, de pleno estilo art decó.
Nació en el seno de una familia acaudalada, siendo desde pequeña una niña autoritaria y con carácter. En 1910 pinta su primer trabajo, el retrato de su hermana. En 1911 hace con su abuela un viaje a Italia, donde descubre su pasión por el arte.
En 1916 se casó en San Petersburgo con el abogado polaco Tadeusz Łempicki. Aunque llevaban una vida lujosa en San Petersburgo, la Revolución de octubre encarceló a Tadeusz, pero ella lo sacó de prisión y se trasladaron a Copenhague. En 1923 se trasladaron a París, donde nació su hija, Kizette. Tamara tomó clases de pintura con André Lhote.
Más tarde expuso en varias galerías de París, ya en estilo art decó, como en la galería Colette Weill.
En 1925 tuvo un lugar en la primera exposición art decó de París, donde se hizo un nombre como artista. Más tarde viajaría con Kizette a Italia para observar de nuevo el arte italiano. En 1927, Kizette en el balcón recibe el primer premio en la Exposición Internacional de Burdeos.
En 1929 se divorcia de Tadeusz y conoce al barón Raoul Kuffner, un coleccionista de su obra. Junto a él, viaja a Estados Unidos. Allí, pese a su orientación bisexual, Tamara acepta casarse con el barón. Se hace famosa entre la burguesía neoyorquina y expone en varias galerías estadounidenses y europeas. En 1933 viaja temporalmente a Chicago donde trabaja con Willem de Kooning y Georgia O'Keeffe. En 1938 se van a vivir a Beverly Hills.
En 1941 Kizette se va a vivir con su madre. En 1960, Tamara cambia de estilo, pasándose al abstraccionismo.
El 18 de marzo de 1980, Tamara de Lempicka muere en Cuernavaca (México). Kizette, complaciendo el sueño de su madre, acompañada del escultor Víctor Contreras (heredero de gran cantidad de la obra de la pintora), subieron a un helicóptero y fueron a arrojar sus cenizas en el cráter del Popocatépetl.

Marian

1 comentario:

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Verdaderamente una preciosidad.
Abrazos