Como Rembrandt y Goya, Vincent van Gogh se tomó por modelo, con frecuencia a él mismo; se cuentan más de 43 autorretratos, pintados o dibujados, durante cerca de diez años de trabajo. Igual que estos maestros del pasado, se observa sin complacencia, delante del espejo. Pintarse uno mismo no es un acto anodino: se trata de una interrogante que, a menudo, desencadena los vértigos identitarios.
Así mismo, escribe a su hermana: "Busco una semejanza más profunda que la obtenida por el fotógrafo". Y más tarde a su hermano: "Dicen y me lo creo fácilmente, que cuesta conocerse a sí mismo. Pero tampoco resulta obvio pintarse a sí mismo. Los retratos pintados por Rembrandt son más que el natural, rozan la revelación".
Enfocado en busto, el artista se presenta con chaqueta, y no con la habitual bata de trabajo. Todo contribuye en concentrar la atención en el rostro. Sus rasgos son duros y demacrados, su mirada de ojeras verdes parece intransigente y ansiosa. La tonalidad dominante, verde ajenjo y turquesa claro, encuentra una oposición en su color complementario, el anaranjado fuego de la barba y del cabello.
Con la inmovilidad del modelo, contrastan las curvas ondulantes del cabello y de la barba, que encuentran un eco amplificado en los arabescos alucinatorios del fondo.
Fuente: http://www.musee-orsay.fr/es/
2 comentarios:
Hola amigas.
Gracias por compartir estos autoretratos del gran pintor.
Yo pienso que ghoy día cpon los adelantos que hay hubiera podido vivir con muchos menos sufrimiento.
Y pensar que murió en la miseria y sus cuadros no tiene precio.
Besos, Montserrat
Sin duda este hombre era un mago del color. Ah, y una entrada muy interesante tanto por las fotos como por el texto que las acompaña.
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