Incluyendo el Tondo Don¡ y el cartón para la Batalla de Cascina, y prescindiendo de otros cuadros menos conocidos y de los numerosos dibujos, la obra pictórica de Miguel Ángel se concentra en las capillas Sixtina y Paulina del Vaticano. La bóveda de la Sixtina fue encargada en 1508 por Julio II al artista, quien la pintó sin apenas colaboración de ayudantes en cuatro fases, siendo inaugurada en 1512.
El juicio Final del testero de la capilla fue pintado muchos años después, en 1535-41, por orden de Paulo III, sin una clara relación con la decoración de la bóveda.
Tras el juicio Final y en la misma dirección estilística se sitúan los frescos de la Capilla Paulina: la Conversión de S. Pablo (1542-45) y la Crucifixión de S. Pedro (154550). Ambos son al mismo tiempo escenas históricas y confesiones personales. En la figura de S. Pablo se autorretrató, aludiendo a su propia conversión.
Genial Miguel Ángel.
Marian
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