El museo Internacional de Arte Naïf de Jaén fue inaugurado el día 20 de diciembre de 1.990, integrándose en las instalaciones del Centro Cultural "Palacio de Villardompardo", donde ocupa el ala izquierda del conjunto arquitectónico.
En su origen y creación parte del legado de D. Manuel Moral Mozas, artista naïf oriundo de Torredelcampo (Jaén), quien donó a la Diputación Provincial su colección privada de arte naïf, en la que se incluían obras suyas y de otros artistas.
A raíz de este legado y ante la laguna existente en España, la Diputación Provincial decide crear un museo dedicado a este estilo artístico. Tras realizar un llamamiento a artistas y coleccionistas Naïf, inaugura una Exposición en el año 1.988 con una muy favorable respuesta tanto nacional como internacional. Los convocados, además de participar en la exposición, contribuyeron a la formación del museo donando obras suyas: así pues, entre el patrocinio de la Diputación y la respuesta de los particulares surge el Museo de Arte que, en una primera época, de 1.988 a 1.990, expone tan solo en tres de las Salas del Palacio de Villardompardo, etapa que culmina con la inauguración oficial el día 20 de diciembre de 1.990. En la segunda etapa que le sucede, el museo amplía en gran medida sus colecciones y se extiende al edificio de cuatro plantas que hoy ocupa. Actualmente y dado el continuo crecimiento del museo, tanto por parte de pintores españoles como extranjeros, se contempla una segunda ampliación del mismo.
El Museo Naïf de Jaén es el primero de estas características que se crea en España y viene a llenar el gran vacío que existía hasta entonces, ya que este arte siempre ha sido subestimado y relegado a un segundo plano en el mundo de los museos y del arte, quedando limitada su importancia o representación a colecciones privadas y galerías de arte.
Las obras Naïf se caracterizan en primer lugar por estar creadas por personas autodidactas, que pintan sin leyes, ni cánones establecidos, ni aprendidos en academias. Destacan sobre todo por su gran cromatismo, elemento primordial, utilizando colores planos y muy vivos, con un dibujo bien delimitado y detallista, tanto en los primeros planos como en los más lejanos. Otra característica es la falta de perspectiva, cada autor soluciona el problema como buenamente puede, produciendo un efecto general en todas las obras de ingenuidad. Los Naïf crean un mundo fantástico, de ensueño, lleno de inocencia y sencillez, lo que hace que se produzca en el espectador una fácil comprensión.
El museo, que alberga más de 600 obras de casi 150 artistas de los cinco continentes, es el único de estas características que hay en España y forma parte del circuito internacional de pinacotecas de esta especialidad junto a otros como el Max Fourny en París o los de Niza, Guimaraes, Serbia o Haití.La mayoría de los visitantes llegan a este lugar atraídos por la popularidad de los baños árabes, pero acaban sorprendidos por el cromatismo y la fantasía de los cuadros que se exponen en las 14 salas del museo naïf, un tercio de ellas dedicadas a autores extranjeros.
Manuel Moral, que sólo fue a la escuela hasta los siete años, empezó a pintar al llegar a la jubilación. Antes fue un primoroso ebanista y un tallista singular. Sus cuadros son una prolongación de los campos verdes y ocres que tantas veces presenció en la campiña y sus olivares una invitación al sosiego y la serenidad. Tal fue el talento plástico de Moral -como lo reconoció el doctor Vallejo-Nágera, la máxima autoridad española en el arte naïf- que llegó a exponer en las principales galerías del país e incluso en la sala Picasso de Nueva York en dos ocasiones.
El arte naïf siempre ha estado un tanto subestimado en España, no ocurre lo mismo en Francia, donde las obras de Rousseau, señalado por Picasso como el gran artista naïf, se exponen en el Museo Impresionista.
Virtu