La pintura naif se caracteriza por ser colorista, ingenua, sin reglas. Es un modo de expresión propio, personal y carente de conocimiento de las normas técnicas de la pintura. Es practicada por artistas autodidactas dotados de un sentido plástico natural.
Es un arte nato y espontáneo, sin mensajes. Se trata de plasmar un recuerdo, un sueño, un paisaje, sin academicismos, tal como surge del alma, de forma intuitiva.
Los resultados suelen ser bonitos por la afectividad y frescura que se desprenden de las obras.
He aquí algunos ejemplos. Paisajes soñados.
Virtu y Marian
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