“Francis Bacon era un esteta que se purificaba a través del horror. Dueño de un lenguaje conmocionado que tenía su caladero en el exceso, en todo aquello que de brutal tiene el hombre: amor, sexo, alcohol... Vivía dentro de un romance de lobos. Y desde ahí se aupó hasta la cima de la pintura, de su pintura, que tiene mucho de visceral y de secreto….”
Así comienza un magnífico artículo de Antonio Lucas, que podemos leer íntegramente en la siguiente página:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/23/cultura/1232737781.html
Hasta el 19 de febrero tenemos la oportunidad de apreciar su obra en el Museo del Prado. No se lo pierdan.
Marian
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