Aunque hace un tiempo dedicamos una entrada a este pintor, volvemos a traerlo a estas páginas porque su obra nos gusta mucho.
Se trata de un reconocido artista nacido en Sevilla en 1932.
Juan Romero tiene una fuerte tradición parisina, su obra tiene influencias del simbolismo de Chagall y Dubuffet. Su temática es onírica, creadora de un mundo feliz ficticio.
El color en sus obras es muy vivo, las formas definidas, con una ocupación casi total de todo el espacio. Su estética es cercana a la sicodelia de los años 70, y sus composiciones clásicas.
Romero realizó su primer cuadro en la casa de un amigo en la plaza Zurbarán, «lo compró una señora de una empresa donde yo trabajaba de botones, por un duro. Aún lo tiene».
Desde su etapa parisina ha ido numerando toda su obra, «ahora estoy pintando el cuadro 749. Siempre les he puesto una numeración y además, he hecho una fotografía de cada cuadro que salía de mi estudio».
Llegó a París en 1957, «con tres mil pesetas en el bolsillo y sin saber francés. No entendía nada, era como un bebé. Mi intención era quedarme a vivir en París para siempre». Pero todo cambió cuando en 1967 le otorgaron el Premio de la Bienal de Arte de París, «aquello tuvo mucha repercusión en España y poca en Francia. Echaba mucho de menos mi tierra, así que volví y me quedé en Madrid».
Ha tenido casa en Sevilla hasta hace dos años y reconoce que su pintura no sería lo mismo sin París, «seguramente de haberme quedado aquí me hubiera dedicado a la enseñanza».
Afirma que disfruta pintando, «es mi terapia. Siempre digo que no trabajo, disfruto».
Piensa que su pintura es muy sevillana, «aprendas donde aprendas al final sale lo que has mamado. Yo en París recordaba los azulejos del Alcázar que siempre he incluido en mis cuadros».
Cuando estudiaba tenía influencias de José María Labrador y de Pérez Aguilera, «y después de Paul Klee y de Gustav Klimt, «por los dorados, claro. Pero la realidad es que siempre estoy aprendiendo de alguien». (ABC).
Marian
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