lunes, 1 de octubre de 2007

PINTORAS IMPRESIONISTAS







EVA GONZALEZ
Hija de un escritor francés, la joven burguesa empezó sus enseñanzas en el estudio de Chaplin en 1865 y más tarde en el taller de Edouard Manet para convertirse en modelo y alumna. La influencia de Manet en su pintura es muy significativa hasta 1872, en que empieza un estilo más personal, especializándose en obras al pastel y tonalidades claras. En 1879 se casó con uno de los hermanos del grabador Henri Guérard. Falleció 5 días después de la muerte de Manet, a causa de una embolia motivada por un parto.

Berthe Morisot (Bourges, 1841 - París, 1895)
Pintora impresionista francesa. Influida por los artistas Camille Corot y Édouard Manet, se casó con el hermano de éste, Eugène, en 1874. Su estilo se caracterizó sobre todo por la delicadeza y sutileza que supo imprimir a sus cuadros. Su técnica, basada en grandes pinceladas aplicadas libremente en todas direcciones, dio a sus obras unas calidades transparentes, iridiscentes, tornasoladas. Trabajó tanto la pintura al óleo como la acuarela, realizando principalmente paisajes y escenas intimistas, de mujeres con niños, en donde narra la vida más cotidiana, más cercana al espectador. A partir de 1880, la influencia de Renoir se refleja en su obra. Murió el 2 de marzo de 1896, dejando cerca de setecientas pinturas a la edad de 54 años.

MARY CASSATT
Pintora norteamericana establecida en París a partir de 1875, fue la única artista de esta nacionalidad que presentó regularmente sus obras en las exposiciones del grupo de los impresionistas. La singular aportación de Cassatt al arte se concreta en su exploración artística de la relación entre aquello que convertía en moderna a la pintura y en "nuevas" a las mujeres. En reconocimiento a su importancia como principal mujer de la modernidad y principal pintora feminista, se le pidió que realizara un gran mural para el Edificio de la Mujer de la Exposición Colombina Universal, que tuvo lugar en Chicago en 1893.

MARIE Bracquemond
Casada con Félix Bracquemond, que tenía celos de su obra, vivió casi como una reclusa. Expuso en diversas muestras impresionistas, hasta que abandonó la pintura en 1890 mortificada por la severa crítica y comentarios adversos de su marido. Aquellas mujeres que se aventuraban a hacer carrera como pintoras tuvieron que sufrir los numerosos prejuicios sociales, que consideraban este tipo de actividades como esencialmente "masculinas" y, por tanto, impropias de una mujer. Destacar profesionalmente era subversivo e, incluso, peligroso.


Marian

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