Tissot nació en Nantes, en 1836, en el seno de una familia acomodada, y su verdadero nombre era Jacques Joseph, aunque se lo cambió por James como una muestra de su admiración por Inglaterra.
Su éxito fue bastante rápido y, desde 1859 hasta 1870, participó con asiduidad en el Salón en París y expuso en varias ocasiones en Londres, lo que le convirtió en un pintor conocido, apreciado y rico. Durante estos años se va definiendo su estilo definitivo: luminosidad intensa, colores vivos, composición elegante y equilibrada, refinamiento en los detalles, y una atmósfera que se complace en envolver en un esteticismo muy marcado.
Sin embargo, tras la proclamación de la II República Francesa, y los sucesos de La Comuna de París, en los que parece que el pintor apoyó a los revolucionarios, su situación en Francia se volvió comprometida y decidió marchar hacia Inglaterra, completamente arruinado.
En Londres fue abriéndose camino poco a poco, primero como caricaturista para la revista Vanity Fair, y luego como pintor. Es en Inglaterra, entre 1871 y 1882, cuando Tissot realiza sus mejores obras. Sus cuadros son de una elegancia exquisita. Todo en ellos parece vaporoso y frágil, lo que les confiere un aire melancólico y reposado al mismo tiempo, tanto si la escena transcurre en un elegante salón o en cualquier actividad cotidiana intrascendente.
En 1876 cambia su suerte . La férrea moral victoriana no ve con buenos ojos la relación que mantiene con Kathleen Newton, una joven divorciada y madre de un hijo, con la que el pintor tendría otro. Profundamente enamorado de la joven, Tissot sacrifica por amor a ella a su propia clientela, que empieza a abandonarlo. La belleza de su amante queda reflejada en muchos cuadros de esta época, en los que sirvió de modelo.
En noviembre de 1882, con tan sólo 28 años y enferma de tuberculosis, muere Kathleen, y Tissot no encuentra razones para continuar en Inglaterra y vuelve a Francia. Allí, su vida sufre una transformación espiritual y mística, y emprende el proyecto de ilustrar la Vida de Cristo, para lo que no dudará en viajar a Oriente Próximo, a Palestina, hasta en tres ocasiones (1886, 1889 y 1896), para documentarse in situ de los paisajes, de la luz, para impregnar su obra de realismo. La obra tiene una gran acogida, tras lo cual, decide continuar con la ilustración del Antiguo Testamento, que dejaría inconcluso al sorprenderle la muerte en 1902.
Marian
8 comentarios:
Bueno, pues fue una suerte que le diera por el "misticismo" después de su relación con la joven divorciada y no antes :-)
No lo conocía y de dedir que ha sido una sorpresa muy agradable, me encantan esas damas emperifolladas y esos temas y paisajes del XIX, gracias, como siempre, por acercarnos un paso más a la Belleza. Besitos.
Al mirar su pintura deja un poso de serenidad, un clásico poco conocido como tantos otros muy buenos que hay.
Gracias amigas como siempre por compartir estas bellezas.
Abrazos
Gracias por compartir este grán tema acompañada de unas bellísimas pinturas
Besos
Victoria
Hola, Enhorabuena por el blog. Muy interesante todo.
Ojeando todo, he visto una entrada dedicada a escaleras de caracol, y te estaría muy agradecido si me pudieras decir donde está una escalera en la que la foto pone "Angela". Estoy buscando escaleras de caracol para un trabajo audiovisual y me ayudaría muchísimo que me dijeras donde está.
Muchas gracias.
Gracias por tu comentario, Ana, y tienes razón sobre lo del misticismo ;-)
Un abrazo.
En efecto, querida Higorca, no es muy conocido, pero sin duda se trata de un gran pintor. Gracias a ti por el comentario.
Besos.
Victoria, gracias a ti por visitarnos. Siempre es agradable contemplar una bella obra.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Dani, pero lamento no poder ayudarte en lo que indicas, pues las fotos de escaleras las obtuve de internet hace tiempo, y no recuerdo las páginas. No obstante, en cualquier ciudad hay edificios antiguos con escaleras de caracol magníficas. Puede ser hasta divertido descubrirlas.
Saludos cordiales.
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