La pintora y escultora Carmen Jiménez Serrano, nacida en La Zubia, Granada, en1920, ha obtenido numerosos galardones a lo largo de su dilatada vida: las distinciones de las academias de Sevilla y Madrid, las tres medallas del Concurso Nacional de Bellas Artes y el gran premio del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Hace unos meses se le concedió la Medalla de Honor de la Academia de Bellas Artes de Granada.
Sus comienzos no fueron fáciles y hace apenas un año que murió su esposo, el también escultor Antonio Cano, pero en el largo camino de su vida Carmen Jiménez no se ha dejado ni una pizca de humor y lucidez.
Después de terminar los ocho cursos de primaria en la mitad de tiempo en el colegio Padre Manjón del Albaicín, Carmen se quedó huérfana a los 11 años y sus tíos la internaron en el colegio Riquelme.
Cuatro años «sin salir a la calle ni un día» la sumieron en una grave depresión.
Ya libre, empezó a mostrar sus dotes para el dibujo y la pintura en el taller de Navas Parejo, donde trabajaba en la policromía de imágenes religiosas, y en la Escuela de Artes y Oficios. Allí coincidió con el pintor José Guerrero. «Éramos muy amigos porque nos conocíamos desde pequeños: vivíamos uno enfrente del otro. Era de mi quinta y nos fuimos a Madrid al mismo tiempo. Le tenía mucho cariño», recuerda.
La ayuda de Luis Seco de Lucena, fundador de 'El Defensor de Granada', fue determinante para que el Ayuntamiento de La Zubia le concediera una pequeña beca que, junto a su sueldo de profesora particular, le permitió empezar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, a donde marchó sola en 1940, contra la voluntad de su familia.
El profesor Enrique Pérez Comendador se empeñó en que acudiera a sus clases de Escultura, pero ella se sentía pintora. «En el taller de Navas Parejo me parecía que tallar aquellas figuras era un mundo prohibido, fuera de mis posibilidades. Me resultaba muy duro. Ya en la Escuela, en segundo curso, cada vez que veía a mi maestro de Escultura salía pitando para que no me dijera que fuera a su clase, porque yo estaba muy a gusto con mi pintura», rememora. Sin embargo, aceptó pasarse en el último trimestre a una clase 100% masculina y en el proceso de hacer su propio 'David de Verrocchio' descubrió su vocación. «Mi maestro me dijo: '¿Ha visto usted cómo era escultora y no lo sabía?'».
Siguió cultivando los pinceles, pero se dio cuenta de que pintar era algo que podía hacer en su casa, mientras que manejar grandes volúmenes de madera, barro, escayola o bronce solo era posible en la escuela. Aún hoy, sigue pintando. «La escultura la dejé hace unos años, porque era tremenda, y con mi edad...».
Después de jubilarse como catedrática en la Universidad de Sevilla, impartió como emérita cursos de doctorado en Relieves durante más de una década.
Se siente especialmente orgullosa de tres de sus obras. La 'Eva' de madera con la que en 1949 ganó por sorpresa el premio del Círculo de Bellas Artes, un galardón al que se aspiraba por invitación entre un número restringido de valiosos pintores y escultores. Una 'Virgen niña' con la que obtuvo la primera medalla del Premio Nacional de Escultura y que aún está en el Ministerio de Cultura. Y 'Juanito', un retrato que le hizo a su hijo mayor dormido en 1948. (Fuente: Ideal, Granada)
Más información en una magnífica página:
http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=10058
4 comentarios:
Una foto de alguna de estas obras bastaría para definir la elegancia. Bellísimas.
Gracias! :-)
Carmen, Bueno, Doña Carmen, fue profesora mía en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, allá por los años 1983 ó 84, es una mujer pequeña, pero muy fuerte, manejaba palillos y arcilla con tal fuerza que los alumnos nos quedabamos asombrados. Muchos llevamos su trabajo en nuestras venas como herencia de una gran profesional, de una gran maestra. Gracias. Charo Acera.
Lo has definido muy bien, Ana, con una palabra: elegancia. Una gran señora de la escultura.
Un abrazo.
Gracias a ti por el comentario, Charo, y afortunada por haberla tenido de maestra.
Por cierto, felicidades por tu blog, es muy interesante.
Saludos cordiales.
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