La expansión experimentada por la loza inglesa estampada a finales del siglo XVIII hizo venir a España en 1810 a Guillermo Pickmann, quien comenzó a regentar un negocio de loza inglesa en Sevilla y Cádiz. A su muerte le sucede su hermano Carlos, que persigue, desde un principio, la erección de una fábrica que terminara con las trabas aduaneras impuestas en 1833 por el Gobierno español con las que se pretendía proteger la producción española.
La Fábrica de loza de la Cartuja de Sevilla, conocida también como cerámica de Pickmann, surgió a raíz de la Real Orden de 4 de abril de 1839 por la que se concedía el Monasterio de Santa María de las Cuevas a don Carlos Pickmann. Se construyó una fábrica con el fin de que maestros londinenses, aplicados en las técnicas inglesas de estampación, enseñaran a los aprendices andaluces el arte de decorar la loza. La primera pieza de la recién creada manufactura se coció el 1 de enero de 1841, y, en 1871, Amadeo de Saboya le concedió a la Fábrica el título de: «Proveedora de la Casa Real española».
Marian
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