jueves, 19 de julio de 2007

PINTURA JAPONESA






La pintura japonesa alcanzó metas como ninguna otra manifestación artística. En ella destacan los ambientes paisajísticos, los motivos naturalistas, la creación de ambientes íntimos con figuras femeninas de suaves líneas y rebuscadas posiciones, para incrementar la impresión del movimiento. Ricas de color, de dibujo simple, de acción sencilla y de temática atrayente y diversificada, la pintura japonesa gozó de grandes simpatías en occidente, aunque siempre fueron tenidas como exóticas, dignas de coleccionar pero no de imitar.

La pintura japonesa a lo largo de toda su historia sigue a la pintura china. Los materiales se repiten: arte del pincel, y en los últimos siglos, grabado sobre madera. Los temas, asimismo, son iguales a los chinos pero tratados de manera personal, según las circunstancias nacionales en política, religión, sociedad, etc. Predominan, como es natural, los temas de paisaje, donde el hombre asume un papel a propósito insignificante, narraciones épicas, poesía, retrato tardío y en el período Edo, temas populares, casi plebeyos, de una maestría inigualable.


Pintura muy agradable de ver, una invitación a la serenidad.


Marian

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