"Cierro mis ojos para ver". Paul Gauguin.
Gauguin es el ejemplo que representa el mito del bohemio y del primitivismo. Él encarna la necesidad de unir arte y vida. Su pintura tiene un gran componente ético. Gauguin rechaza la cultura de Occidente y abandona la civilización en pro de los pueblos primitivos. Rechaza lo académico, valora la máscara africana, el arte románico y todas aquellas tendencias que estaban fuera de lo habitual. Él valora este tipo de arte no por lo que tiene de curioso y diferente, sino por su autenticidad. Él ante todo busca el encontrarse a sí mismo. Al refugiarse en mundos diferentes, encuentra la paz.
En su primera etapa profesional, era agente de bolsa, desde 1874 empezó a compaginar su trabajo con el arte. En 1883 abandona definitivamente su carrera para dedicarse por completo al arte, abandonó a su familia y se refugió en la pintura. Primero se movió en el Impresionismo, pero pronto evidenció un marcado antinaturalismo más sensible al poder evocador de los objetos y su carga emocional. Su pintura es casi un misticismo, ya que intenta desentrañar el sentido verdadero de la realidad. Es un pintor de contenidos, de enigmas del ser humano.
Su estilo se ha incluido dentro del llamado "Sintetismo". En Pont-Aven contacta con Emile Bernard, que es el que le adentra en el Sintetismo, que implica un cambio radical con respecto al Impresionismo. Bernard le hace partícipe en el uso del color. Apuestan por las áreas planas y sin matizar, también se dan importancia a los contornos marcándolos.
Lo que hay que pintar es la idea que elabora el pintor después de su experiencia concreta. El filtro de la memoria que quita lo superfluo y retiene la esencia, así se consigue la síntesis de forma y color.
Disfrutamos de una muestra de su obra.
Virtu
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