lunes, 2 de julio de 2007

¿CÓMO SE OBTENÍAN LOS COLORES HACE AÑOS?


Hace varios siglos, obtener pigmentos de diferentes tonalidades y combinarlos en la paleta para dar color a un cuadro no resultaba nada sencillo. Para conseguirlos había que recurrir a diversos minerales, animales y vegetales. Algunos amarillos, como el Oropimente, se obtenían a partir de arsénicos, por lo que presentaban una alta toxicidad. Otra fuente frecuente de amarillo era el antimonio, también venenoso. Para los tonos ocres se utilizaba tierra natural, mientras que el Amarillo Marte se obtenía a partir de óxido de hierro. El naranja se conseguía mezclando los amarillos con bermellón, es decir, sulfuro de mercurio, extraído de las minas de cinabrio. Otras opciones a la hora de obtener rojo eran usar el óxido de hierro para el llamado Rojo indio, o recurrir a la raíz del arbusto Rubia tintorium para el Rojo rubia o de granza. También algunos animales se convirtieron en aliados de los artistas a la hora de imprimir color a sus lienzos. Así por ejemplo, el carmín se extraía de los cuerpos disecados de un insecto, la cochinilla, y el escaso púrpura de Tiro procedía del molusco mediterráneo Murex. El color Amarillo indio, empleado en muchos casos para imitar la tonalidad de la piel, se obtenía a partir de la orina de vacas indias alimentadas exclusivamente con hojas de mango, aunque cayó pronto en desuso porque los animales enfermaban. La mayoría de los pigmentos azules derivaba de metales, sobre todo de plata, cobre y cobalto, éste último bastante tóxico. El Ultramarino se elaboraba originalmente a partir de una piedra semipreciosa, el lapislázuli, difícil de purificar pero muy codiciado en el Renacimiento para las pinturas religiosas. Aunque sin duda la estrella entre las tonalidades azules era el Índigo, un color intenso y transparente descubierto por Marco Polo y obtenido a partir de ciertas plantas del género irridigofera, cultivadas originalmente en la India.

Si se trataba de pintar en blanco, lo más frecuente era usar el blanco de plomo, muy tóxico, que se obtenía desintegrando plomo con ácido. Aunque según afirman los expertos, lo realmente difícil para los artistas del pasado era conseguir un verde vivo de origen natural. El Terra Verde, por ejemplo, era un color frío obtenido a partir de celadonita extraída de Verona, en Italia. El Verdigris, más apagado, se conseguía mediante la corrosión del cobre, para lo que el popular Leonardo da Vinci recomendaba usar zumo de limón. En cuanto a los marrones, se obtenían fundamentalmente del suelo. Ese era el caso del Marrón Van Dyck, derivado de una tierra compuesta de arcilla, óxido de hierro, mantillo y betún. El color Siena natural procedía de arcilla ferro-silícea, y el Siena quemada de tierras de Pozzuoli, en Italia. En Europa se hizo muy popular el Marrón Momia, un pigmento formado por polvo de hueso y asfalto de embalsamar obtenidos durante la descomposición de las momias egipcias. Para lograr pintura de color negro los romanos aprovechaban los restos de las lámparas de aceite. La tinta china, inventada por el filósofo chino Tien-Lcheu (2697 a.C.), era una mezcla de hollín obtenido del humo procedente de quemar madera de pino y aceite de lámpara mezclado con la gelatina de piel de burro y almizcle. La estrategia de quemar madera también fue utilizada siglos después en Occidente para obtener el color Negro Vid para los lienzos, así como el Negro de humo. Aunque sin duda el más preciado entre los pigmentos oscuros era el Negro Marfil, obtenido calcinando colmillos de elefantes o cuernos de ciervo.

Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología
Marian

1 comentario:

Anónimo dijo...

Solo decir que felicidades por su blog, es original a la vez que práctico. Me quedé impresionado con la noticia de como se hacía antiguamente la pintura. Pues eso, genial y seguid asi. Si tuviese que puntuar el blog, le pondría un 9. Antónimo